El Palau de les Arts: a perro flaco todo son pulgas

imagen93235gLas desgracias nunca vienen solas. La indisposición del tenor que hacía de Alfredo en La Traviata, que Zubin Mehta estaba dirigiendo en el Palau de les Arts, resulta una metáfora de la vida musical valenciana: Si algo puede salir mal, saldrá mal.

Os enlazo la pueza que sobre el incidente de la apertura de temporada he escrito en Valenciaplaza.com:

Una espantada abre la nueva temporada de ópera del Palau de les Arts de Valencia

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Entradas gratis para el Palau de les Arts de Valencia…

La campaña de abono del Teatro Real de Madrid para la próxima temporada tiene su gracias por querer reflejar el variado tipo de aficionados que tiene la ópera, en contra de muchos tópicos.

Sin embargo, en el Palau de les Arts este juego de ‘les cadires musicals’ sólo podría responder al reparto de entradas gratis, les guste o no la ópera. Así se puede ver cómo tosen, roncan y aplauden bodrio insultantes muchos de los invitados por los (escasos) esponsors y patrocinadores.

Una realidad triste, pero es la que tenemos. Por cierto, si alguien había entrado para que se las regalara: lo siento mucho

PD: Se busca compañero de ópera para la temporada 2013/2014, versión ‘Paganini’. Interesados, añadan un comentario. Gracias

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Los cruentos combates en el frente canapé del Palau de les Arts

imagen64263dCon la temporada de ópera enfilando su recta final, es casi incuestionable que el mayor de los éxitos de esta temporada en el Palau de les Arts Reina Sofía no lo ha cosechado Plácido Domingo por Il due Foscari o La Bohéme del maestro Riccardo Chailly, al menos entre los menos entendidos que aprovechan esta arena para ver y ser visto por los foyers.

Si quieres saber quién ha dado el campanazo, lo pueden leer en mi artículo de Valenciaplaza.com:

Lucha de visones en el Palau de les Arts

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La Bohème indignada de Puccini #RodeaelCongreso

La Bohème Salzburger Festspiele 2012 Anna Netrebko

No hay nada que envejezca peor que las puestas al día. Cuando un clásico se ha explotado hasta la extenuación es difícil darle ese giro que permita sorprender y brindar una nueva interpretación que multiplique sus ya abundantes lecturas.

Un buen ejemplo es la versión que de La Boheme de Puccini se pudo ver en el Salzburger Festspiele de 2012. Sin dudar de que la intención era buena, la estética elegida de casa ocupada y comuna artística berlinesa resulta curiosa en los primeros minutos, pero tiene serias dificultades para mantener el interés más allá de descubrir cómo pintan a los estupendos personajes principales del drama.

Marcello pasa de pintor a grafitero un tanto fondón; el bueno de Rodolfo queda con más pinta de diseñador de moda gay que de autor dramático heterosexual o guionista de cine fantástico como pretende la actualización; la dulce Mimí se transforma en una groupie, enriquecida con un punto yonki; y la siempre luminosa Musetta más recuerda a una señora bien que a una muchacha un poco golfa, que es lo que le da gracia al personaje, la verdad.

Más oficio que gracia

Como es lógico, las voces están bien. Piotr Beczala repite un Rodolfo entrañable, Anna Netrebko resulta correcta en su Mimí, mientras que Massimo Cavalletti no convence como Marcello, si es el muchacho del que Nino Machaidze como Musetta tiene que dejarlo todo en un arrebato de pasión festiva.

El calor en la interpretación de Daniele Gatti con la Wiener Philharmoniker choca con la (una vez más) glacial puesta en escena de Damiano Michieletto, en la que dominan los colores frío, una iluminación austera y una profunda impresión de desamparo y pobreza en escenas que no deberían transmitir esa sensación, como la de la cena del segundo acto.

Para que cada uno llegue a sus propias conclusiones, dejo el enlace a la representación. A ver qué os parece.

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¡Gerardo Vera, a la hoguera! (Crítica a Il Trovatore – Palau de les Arts de Valencia)

Los abucheos del público valenciano al escenógrafo más oficial de las artes españolas no empañaron la gran noche del barítono Juan Jesús Rodríguez y de la Reina Sofía, acompañada de una abrumadora presencia política, policial y empresarial

VALENCIA. Cuando un público aplaude, respeta al intérprete. Cuando un público abuchea, se respeta a sí mismo. La apertura del V Festival del Mediterráneo la noche del pasado sábado con Il Trovadore de Giuseppe Verdi ha sido un buen ejemplo de la desigual macedonia que cada año se ofrece en las producciones propias a la afición valenciana, esa que va al Palau de les Arts Reina Sofia a ver y a escuchar, pagándose su entrada y no sólo a ser vista, a ser posible, de gorra.

Como siempre, el director indio Zubin Mehta hizo un trabajo muy profesional con una orquesta como la de la Comunitat Valenciana, que defiende el pabellón a pesar de las restricciones presupuestarias. Por desgracia, no se puede decir lo mismo de Gerardo Vera, responsable de una dirección de escena que llegó en ocasiones a ser entre lamentable e impropia de un teatro al que la gente paga por ir.

La melé que se produjo sin venir a cuento al final del segundo acto entre gitanos, soldados y los tres protagonistas fue un rompan filas en toda regla que se pasó por el forro la lógica de la escena. Al margen de los decorados de baratillo, las escasamente imaginativas videocreaciones y la ridícula dirección de actores que padecieron personajes como la bruja gitana Azucena dejan bien claro que Gerardo Vera hace tiempo que dejó de tener algo que decir.

Il Trovatore Palau de les Arts Valencia Mehta

Afortunadamente, una reducida e influyente parte del público se lo dejó bien claro con un firme abucheo en los aplausos finales que no se pudo ocultar bajo el complaciente palmeo del público, nutrido de políticos en el poder y otra gente bien que aclamó cuanto pudo a la Reina Sofía entre los disparos de las cámaras de los teléfonos móviles que intentaban sofocar una docena de escoltas repartido por la platea.

Además de al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo (valencianizado por tener un chalet en Jávea y para que el PP local pueda presumir de contar con algún paisano con derecho a entrar en la Moncloa de vez en cuando); por los palcos se vio al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra; o a la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, que llegó acompañada de Lola Johnson, consellera de Turismo, estrecha colaboradora de la antigua vicepresidenta y compañera de futuras luchas cainitas en el partido conservador valenciano, según los mentideros.

Como siempre se agradeció la presencia de los pocos empresarios que ejercen su mecenazgo para que la institución sobreviva pese a la crisis, como a la familia Quesada (Pavasal) o a destacados consejeros y ejecutivos de Bancaja (todavía) o de Iberdrola o Telefónica. Del resto, tan amigos de acudir al recinto sin apoyar de verdad su crecimiento, mejor no hablar.

UNA AGRADABLE SORPRESA

Subido el telón y con la gente cantando, hay que destacar y mucho el trabajo en el papel de conde de Luna del barítono Juan Jesús Rodríguez, suplente de Sebastian Catana (afectado por una indisposición). El hombre sabía que era su oportunidad y aprovechó dándolo todo y arrancando las más encendidas ovaciones. La brillantez de algunos de sus pasajes disculparon la ligera palidez de algunos de sus recitativos, siendo con diferencia el más clamado al término de la representación.

Il Trovatore palau de les arts ValenciaEstupenda estuvo María Agresta en el papel de Leonora, aunque demasiado estática por culpa de la dirección escénica y un vestuario inadecuado que enfatizaba su vientre, algo siempre delicado cuando se viste a las cantantes. Más que correcto fue Jorge de León como Manrico, pese a encontrarse con un público algo cansado de su prolongada estancia en Valencia, que le ha hecho protagonizar en esta temperada tanto la Tosca como Le Cid y, ahora, Il trovatore. Valencia necesita echarle de menos un tiempo para volver a reconocerle su valía.

Estupendo el bajo Liang Li como Ferrando, lo que hace espera un magnífico Rei Marke en el Tristan und Isolde que asumirá de aquí a un mes, también bajo la batuta de Mehta. Desigual ha resultado la mezzosoprano Eketerina Semenchuk como la bruja gitana Azucena, demostrando una calidad en el tercer y cuarto acto que no se apreció en el segundo, pese a ser el que plantea mejores posibilidades de lucimiento para el personaje.

Sólo buenas palabras se puede decir de la soprano Ilona Mataradze que interpreta una Inés exquisita a la que le presta su menuda presencia física y una ternura muy acertada en el roll. Alumna aventajada del Centre de Perfeccionamet Plácido Domingo, su presencia está siendo un regalo en papeles secundarios de Manon, L’elisir d’amore, Borís Gudonov y Dido and Aeneas. Es ley de vida y signo de justicia, que pronto emprenda el vuelo hacia otros coliseos. Esperemos que conserve un buen recuerdo de la casa y nos visite a menudo.

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A vueltas con la falocracia #operaerotica VII

Hay obsesiones masculinas que, con independencia de la orientación sexual, van a seguir dando mucho trabajo a los psicólogos y psiquiatras en este mundo. Mientras que la metáfora del caballo, el toro o la tormenta resultan más complejos de poner en escena, el tótem inhiesto le resuelve la papeleta a más de un director de escena con mejor o peor gusto.

musetta vals la boheme pucciniEsto es lo que demostró el montaje de La Bohème de Puccini que se puso en escena en el Bregenzer Festspiele de 2002 con Rolando Villazon (Rodolfo), Alexia Voulgaridou (Mimí), Elena De la Merced (Musetta) y Ludovic Tezier (Marcello). El amor carnal y caprichoso de la cantante y el pintor de la bohemia parisina se concreta en una erección boligráfica que termina por encalar al vejete en lo alto del pirulí.

Hay pocos papeles tan agradecidos como el de Musetta. Apariciones puntuales pero fundamentales en la trama, un aria de lucimiento y un carácter simpático ha facilitado que sopranos de distinto perfil hayan aceptado la participación en montajes o, simplemente hayan incluido en su repertorio de recitales el vals Quando m’en vò.

El argumento es de sobra conocida. En el París de 1830, cuatro jóvenes viven una destartalada guardilla. Uno es escritor; otro pintor; el tercero, filósofo y el cuarto, músico. El poeta se enamora de una vecinita costurera y enfermiza, Mimí, mientras que el pintor mantiene una pasión con la cantante Musetta, que juega con él a voluntad.

En el vals que enlazo, los compañeros de piso y la modistilla han bajado a un restaurante al que entra Musetta con su nuevo amante, un viejo que la mantiene y del que ella ya se ha cansado. Con buenas dotes para defender el papel, la española Elena De la Merced nos deja un buen sabor de boca que se echa en falta en recientes defensoras patrias del personaje. Mejor no decir nombres.

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Elīna Garanča, la perdición rubia que se tiñó de morena #operaerotica VI

Hay mujeres e historias que se lo pueden permitir todo. Pero convertir a la Carmen de George Bizet en una jinetera de la Habana está al alcance de muy pocas. Afortunadamente, Elīna Garanča es una de esas excepciones y estaba disponible para la ópera de Riga.

La hondura de la voz y la sensualidad de la mezzosoprano letona convierten la pasión de Don José en algo creíble y casi contagioso. La gracia está además en que esta rubia natural del Mar Báltico considera fundamental ser morena para ser seductora.

En un país como España, en el que las mechas y el tinte ofenden insistentemente el buen gusto, más de una debería tomar nota y dejar de curarse sus problemas de aceptación personal con otros métodos, como por ejemplo, a base de brownies de chocolate (algo que pocas cantantes líricas admiten consumir). Mejor les valdría, de verdad.

Elina Garanca chocolat food

Aunque nos pueda sorprender, el éxito de Carmen, inspirada en la novela homónima de Prosper Mérimée, pero sobre un libreto de Ludovic Halévy y Henri Meilhac, fue el resultado de una sucesión de inesperados golpes de fortuna tras un estreno desastroso que hundió a Bizet en una depresión que terminó por llevarle a la tumba con la obra todavía en cartel.

Peleas con los cantantes (cosa habitual, por otra parte), un público aficionado al belcantismo (Rossini, Donizetti…) al que la obra le pareció un churro y unos comentarios tan elogiosos como inesperados en Viena evitaron su inmediato paso al olvido.

La sensualidad de pasajes como el de la seguidilla de Carmen detenida («Près des ramparts de Séville») no necesita más comentarios previos y, aunque algunas cantantes han sabido sacarle mucha punta, es posible que la Garanča sea una de las que mejor lo esté haciendo estos años sobre el escenario.

Las grabaciones de Elïna Garanča como Carmen son múltiples (aquí dejo una más formal para quien la quiera) , pero me quedo con esta filmación clandestina por su calidad y por implicar necesariamente a uno de los miembros del montaje. Si uno tuviera un inmóvil a mano en esas circunstancias, haría lo mismo.

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Las virtudes de un hombre en calzoncillos #operaerotica V

“El mejor traje que se ha hecho es la piel de una persona. Pero, por supuesto, la sociedad exige algo más”. Así lo creía Mark Twain, aunque dependiendo de con quién la sociedad también tiene sus preferencias.

Si David Beckham paseara por el mundo en piel y tinta, la práctica totalidad de sus vecinas y algún que otro vecino estarían encantados. El problema es que la piel no se vende y, aunque los tatuajes pudieran incluir marcas comerciales, ganaría indudablemente menos dinero.

David Beckham en calzoncillos H&M

Las puestas en escena arriesgadas nos han dejado escenas impagables por bochornosas, pero puestos a quedarnos con lo bueno ahí está el Alfredo que defendió Rolando Villazón en Salzburgo de 2005, encarándose en calzoncillos a uno de los mayores himnos al amor correspondido: Lunge da lei del acto segundo de La Traviata de Giuseppe Verdi.

Aunque la tragedia ya se insinúe en algunos compases, pocas veces se puede disfrutar de lo que habría sido un happy end, si esa opción no hubiera sido abandona con el fin del clasicismo en el primer tercio del XIX.

Al fin y al cabo, con calzoncillos como sin ellos cualquier excusa es buena para vérselas de nuevo con la historia de Violetta, la pobre Violetta.

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Guía de doma y monta de la mujer brava #operaerotica IV

Las frágiles damiselas no valen para el bel canto. Las mujeres en las obras de Rossini o Donizetti, las dos grandes estrellas de este subgénero lleno de coloraturas y argumentos delirantes de la primera mitad del siglo XIX, no suelen suspirar lánguidamente mientras esperan que alguien les salve.

don pasquales netrebko norinaAman, odian y, cuando lloran, lo hacen de rabia. Unas veces ponen en cintura a un mustafá machista y mal educado (l’Italiana in Algeri de Rossini) o que le dejan las cosas claras a un vejestorio con ganas de perseguir jovencitas (Don Pasquale de Donizetti).

Estas mujeres bravas saben lo que quieren y luchan por conseguirlo. Liberan a sus amantes presos, espabilan a las esposas sumisas para que no se dejen avasallar y rompen una lanza por la igualdad cuando el movimiento feminista no estaba ni en mantillas.

russ meyer girl chicasEstos homenajes a la mujer valiente están en las antípodas del esquema tradicional. En el siglo XX es inevitable encontrar el paralelismo con el inclasificable Russ Meyer, autor de un icono sexual único, el de las Chicas Russ Meyer.

Mujeres bravas, por no decir violentas, que llevan al huerto a hombres simples, por no decir idiotas, frente a los que siempre, siempre ellas son superiores. Falta decir que tanto unas como otros son… digamos que físicamente ‘superdotados’ hasta unos excesos delirantes.

El erotismo de garrafón y un humor pedestre y, en muchas ocasiones, de mal gusto completas el cuadro. Digamos que son otra forma de ver y entender el mundo y el sexo que atraviesa los siglos.

don pasquale netrebkoDesde que la Netrebko ha sido mamá hay que reconocer que se ha echado unos cuantos kilitos, pero no ha perdido ni la gracia no la sensualidad que le ha dado una fama desmedida desde su Traviata de 2006 en Salzburgo.

En este caso, ejerce de Norina una de esas mujeres bravas que harán lo que haga falta para luchar por su amor. Mientras ironiza con los pasajes más cursis de una novelita romántica se prepara para la visita del doctore Malatesta, el amigo que le ayudará a burlar al viejo Don Pasquale y casarse con el bueno de Ernesto, su verdadero amor.

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Los macizos también cantan #operaerotica III

Dicen que la ópera es cantar. «La música que fluye como un mágico hálito de sentimiento que se plasma en lágrimas de emoción en las almas cautivas de los espectadores». Y una leche.

La ópera es un espectáculo total. Se oye y se ve, aunque muchos compartimos que también huele a madera, resinas, perfumes y colonias; se paladea con una copa en la mano en el bar durante los descansos; y se palma… en el ambiente, claro.

Ramón VargasEsto explica que no terminen de funcionar determinados cantantes de óptima voz, como Ramón Vargas (excelente Rodolfo en La Bohème del Liceu del pasado mes), pero de presencia impropia para hacer de galán. Vamos, que no te crees que un tapón de garrafa seduzca hasta los límites de la locura a ninguna bella damisela decimonónica, aunque esta también alcance los tres dígitos de peso.

Sin embargo, cuando llega un mocetón del Norte (de Munich, concretamente) que mide más de 1,90 y se permite posar como quien se gana la vida de modelo; pues, mira, no hay color.

Este es el caso de Jonas Kaufmann.  Además de demostrar que siempre vuelve el hombre, nos ofrece joyitas como esta Recondita Armonía de la Tosca de Giacomo Puccini. Ya me decís qué tal.

Jonas Kaufmann nude opera

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